Firmaron un
convenio para optimizar las prácticas profesionalizantes de los alumnos de
escuelas técnicas y agrarias
Es para garantizar las condiciones de higiene y seguridad de los 15 mil
estudiantes que van a realizar prácticas durante este ciclo lectivo en empresas
y que están cursando, por primera vez en la Argentina, el séptimo año
La Directora
General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Nora De Lucia,
el Jefe de Gabinete, Alberto Pérez y el Ministro de Trabajo, Oscar Cuartango,
firmaron hoy un convenio para garantizar las condiciones de higiene y seguridad
de los 15 mil estudiantes que cursan, por primera vez en el país, el séptimo
año en escuelas técnicas y agrarias y que durante el presente ciclo lectivo van
a realizar prácticas profesionalizantes en empresas.
Es la primera
vez que en la Argentina alumnos de escuelas técnicas y agrarias egresarán con
títulos técnicos en diferentes especialidades habiendo cursado siete años. Son
los primeros graduados de 7º año que la Dirección de Escuelas impulsa como
instrumento de vínculo entre el sistema educativo y las lógicas del mundo del
trabajo y la producción. La iniciativa se inscribe dentro de los lineamientos
de la Ley Nacional de Educación y, a través de estos primeros graduados, la
jurisdicción provincial se convirtió en pionera en la materia.
Se trata de
estudiantes que completaron los seis años de educación secundaria y que
adosaron uno más a su proceso educativo. En términos formales, este trayecto,
que exige un cumplimiento curricular no menor a las 200 horas, se
denomina“práctica profesionalizante”.
En rigor, los
alumnos articulan experiencias entre la escuela y el universo laboral; su tarea
es coordinada por docentes y desarrollada en empresas, fábricas u organismos no
gubernamentales, entre otros, para aplicar en esos ámbitos sus conocimientos
teóricos y probarlos en la práctica.
A la idea de
arraigar a los jóvenes en su ciudad de origen, que es uno de los propósitos de
la propuesta, se agregó el desarrollo de lazos solidarios con las comunidades:
los jóvenes y los trabajadores intercambian saberes para su propio
perfeccionamiento y también lo extienden a las demandas productivas de sus
espacios sociales.
Las prácticas
profesionalizantes se implementan en los países más avanzados del mundo y son
numerosos y amplios los horizontes de aplicación concreta. Es que no sólo se
articulan en ellas acciones pedagógicas y laborales, su puesta en práctica
contribuye a incluir en la dialéctica educacional al trabajo como disciplina de
enseñanza, y desde allí, profundizar el conocimiento de sus alcances y
limitaciones específicas
Los alumnos
no reemplazan a los trabajadores en ninguna función -eso está expresamente
señalado-, por el contrario se complementan con ellos con la finalidad de
aprender de sus experiencias y conocimientos. El trabajo, se convierte, así, en
una real alternativa didáctica-pedagógica, una red entre el saber y las
habilidades. Los contextos se mezclan y se nutren.
Cada experiencia, no obstante, está planificada desde las escuelas; es monitoreada y evaluada por un equipo docente y un directivo, con el propósito de articular la escuela con el proceso productivo y el vínculo entre el estudiante y un área ocupacional específica, con prácticas concretas.
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