sábado, 18 de mayo de 2013


Firmaron un convenio para optimizar las prácticas profesionalizantes de los alumnos de escuelas técnicas y agrarias
Lunes, Mayo 13, 2013

Es para garantizar las condiciones de higiene y seguridad de los 15 mil estudiantes que van a realizar prácticas durante este ciclo lectivo en empresas y que están cursando, por primera vez en la Argentina, el séptimo año

La Directora General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Nora De Lucia, el Jefe de Gabinete, Alberto Pérez y el Ministro de Trabajo, Oscar Cuartango, firmaron hoy un convenio para garantizar las condiciones de higiene y seguridad de los 15 mil estudiantes que cursan, por primera vez en el país, el séptimo año en escuelas técnicas y agrarias y que durante el presente ciclo lectivo van a realizar prácticas profesionalizantes en empresas.

Es la primera vez que en la Argentina alumnos de escuelas técnicas y agrarias egresarán con títulos técnicos en diferentes especialidades habiendo cursado siete años. Son los primeros graduados de 7º año que la Dirección de Escuelas impulsa como instrumento de vínculo entre el sistema educativo y las lógicas del mundo del trabajo y la producción. La iniciativa se inscribe dentro de los lineamientos de la Ley Nacional de Educación y, a través de estos primeros graduados, la jurisdicción provincial se convirtió en pionera en la materia.

Se trata de estudiantes que completaron los seis años de educación secundaria y que adosaron uno más a su proceso educativo. En términos formales, este trayecto, que exige un cumplimiento curricular no menor a las 200 horas, se denomina“práctica profesionalizante”.

En rigor, los alumnos articulan experiencias entre la escuela y el universo laboral; su tarea es coordinada por docentes y desarrollada en empresas, fábricas u organismos no gubernamentales, entre otros, para aplicar en esos ámbitos sus conocimientos teóricos y probarlos en la práctica.

A la idea de arraigar a los jóvenes en su ciudad de origen, que es uno de los propósitos de la propuesta, se agregó el desarrollo de lazos solidarios con las comunidades: los jóvenes y los trabajadores intercambian saberes para su propio perfeccionamiento y también lo extienden a las demandas productivas de sus espacios sociales.

Las prácticas profesionalizantes se implementan en los países más avanzados del mundo y son numerosos y amplios los horizontes de aplicación concreta. Es que no sólo se articulan en ellas acciones pedagógicas y laborales, su puesta en práctica contribuye a incluir en la dialéctica educacional al trabajo como disciplina de enseñanza, y desde allí, profundizar el conocimiento de sus alcances y limitaciones específicas

Los alumnos no reemplazan a los trabajadores en ninguna función -eso está expresamente señalado-, por el contrario se complementan con ellos con la finalidad de aprender de sus experiencias y conocimientos. El trabajo, se convierte, así, en una real alternativa didáctica-pedagógica, una red entre el saber y las habilidades. Los contextos se mezclan y se nutren.

Cada experiencia, no obstante, está planificada desde las escuelas; es monitoreada y evaluada por un equipo docente y un directivo, con el propósito de articular la escuela con el proceso productivo y el vínculo entre el estudiante y un área ocupacional específica, con prácticas concretas.

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